domingo, 7 de abril de 2013

Escritora Graciela Osses comenta "Viaje al Fondo del Tiempo"

Desde luego ”Viaje al Fondo del Tiempo” (Puerto de Escape, 2012) es una novela de ciencia ficción, pero muy diferente de las tradicionales. En la clásica literatura de ciencia-ficción, se combinan la rigurosidad y exactitud de la ciencia, con la libertad de la creación artística.

En esta novela de Víctor Vargas Aguilera, en cambio, la rigurosidad científica queda relegada a un segundo plano. Importa más al autor mover a los personajes con agilidad histriónica, paseándolos por distintos tiempos, épocas y acontecimientos históricos en cuya descripción hace gala tanto de su gran conocimiento de la historia universal, como de la geografía...

Los objetos voladores y portales dimensionales, así como mundos, situaciones y personajes totalmente extraños a nuestra vida terrestre, se nos presentan en esta novela como si pertenecieran a nuestro quehacer cotidiano.

Los protagonistas, tres jóvenes Mayas y un delincuente juvenil porteño, quienes deben cumplir con la misión de rescatar siete gemas sagradas para salvar al mundo, parecen más asombrados por la forma en que se encuentran vestidos, de acuerdo a las diferentes épocas a las cuales pertenecen, que al hecho de viajar hacia el futuro, pasado y/o presente, cruzando portales dimensionales a pie o dentro de un ovni.

La novela está contada en tercera persona, por un narrador omnisciente que en muchas oportunidades interrumpe los diálogos, para señalar ciertas acciones como lo haría el director de una obra de teatro.

Los diálogos son tan abundantes como los personajes y éstos están rotundamente caracterizados, no sólo por sus atuendos, sino sobre todo, por el lenguaje:

-Oye, weón. ¿Qué estabay mirando que te asustaste tanto y te volviste alto y cabeza de pichí? – Le preguntó el Chelo a Camuel.

-Nada. Vuelve a tu camilla, aún estás convaleciente.

-¡No pasa na’! ¡Estoy con todo el power!

-Te he dicho que te acuestes…

-¡Weón! ¡¿Qué chucha?! ¿Por qué esos lonyis están aquí? – Le comentó mientras miraba por el vidrio.

-Viajamos a través del tiempo y del espacio…

-¿Y eso qué significa?

-Que este es el año 2010. Hoy es 27 de febrero y nos encontramos en la Isla de Friendship, en el archipiélago e Chonos.

-¡Chaa! ¡La volaíta! ¡Bajemos a saludarlos, poh!

Estos ejemplos grafican claramente, cómo el autor sabe darles identidad a sus personajes; y también agilidad y picardía, por cierto.

La temática de este Viaje Al Fondo Del Tiempo, no escapa como se ve, a la predilección de los escritores de este tipo de narrativa, quienes se inclinan sobre todo, por los temas relacionados con la destrucción del mundo y su salvación.

Lo extraordinario de esta novela, reside en los treinta y dos capítulos destinados a desmitificar en tono humorístico, toda la grandilocuencia con que se ha escrito acerca de temas como la ufología y la existencia de vida en otros mundos.

Los títulos de gran parte de sus capítulos, dan cuenta del humor fresco y gran ironía con que se luce el autor desde principio hasta el final del texto. Como muestras citaré algunos memorables: Ramón, un chico cool, y Rocky, un perro weón. (Capítulo 4). Más vale dragón atragantado, que cien dragones quemándote el culo.(Capítulo 9). Mándate otra cagadita pa’creerte, po. (Cap.14). Las cosas que se aprenden cuando se comen cabritas.(Cap.22). La lista de títulos es larga. También los nombres de los innumerables personajes entre los cuales sólo citaré algunos: los hermanos Atalayuskempenteraja y atalayuskempentenpoto. Huichilopostl y Cachilopostl, más conocidos, como Cachilo y Huichilo.

Sin dudas, Víctor Vargas se divierte escribiendo. Mezcla épocas, culturas, modismos…; inserta frases en la típica media lengua de los extranjeros que llamamos “gringos”, burlándose de ellos, pareciera, en una heroica cruzada personal, para vengar a nuestra América morena por el desprecio con que se nos trata, tanto al Norte del Continente, como en Europa.

Pero no sólo simple diversión nos regala el intrincado mundo de aventuras de Víctor Vargas Aguilera. También podemos disfrutar de interesantes observaciones sociológicas, como la del capítulo siete, en el cual se hace referencia al lenguaje del chileno común. “Los chilenos hablan en primera persona cuando quieren hablar en tercera”: “vo soy el pollo po”-dice Chelo González, en lugar de decir “tú eres el pollo”, como sería lo correcto.

El desarrollo de la novela que nos convoca, es para reír a carcajadas, pero también instruye paseándonos por diversos acontecimientos históricos, épocas y culturas, como en el capítulo seis, en el cual nos lleva por el río Tigris, Israel, el río Nilo, las pirámides, Cártago, las Columnas de Heracles, que según nos informa, hoy son conocidas como Estrecho de Gibraltar. Este capítulo se desarrolla en el año 10.400 A/C., y en gran parte, transcurre en la Atlántida, continente hundido ese mismo año, como bien nos recuerda el autor.

En los últimos capítulos, la historia da un gran vuelco, sumergiendo al lector en el mayor enigma del Universo: Dios.

Aquí el autor se aventura en una tremenda hipótesis: ¿Y si Dios no fuera más que energía? Es la pregunta que resume el capítulo 32: “Asesinando a Dios”.

Después de esta tremenda teoría, la narración del desenlace de esta historia, que no es el final, parece un mero trámite indispensable para terminar el primer libro de su trilogía “Cosmicrónicas”.

¿Porque, cuánta relevancia podría tener que se acabara el mundo, o no, si tanto Dios como la humanidad, no fuera más que energía? ¿Qué más daría todo, si nos redujéramos a ser hologramas de nosotros mismos, dando vueltas y vueltas en la rueda del Cosmos-tiempo?

El talento de Víctor Vargas Aguilera empuja al lector a una loca carrera, en la cual correrá lleno de risa desde el primer capítulo, pero antes de llegar a la última página lo obligará a frenar tan de prisa, que puede quedar con la sensación de haberse quebrado los dientes.

He aquí una novela chilena de ciencia ficción y humor que rompe estructuras y deja abierto el portal de la vanguardia.

Felicitaciones, Víctor Vargas Aguilera, te has ganado un lugar en la historia de la literatura chilena, con ésta, tu primera novela. Y no es poco decir, en un país de grandes escritores, como muy bien sabe el lector informado.


Graciela Osses Barraza
Presidenta Agrupación Literaria
“Alejandro Galaz” de Casablanca, V Región, Chile.

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