Desde luego ”Viaje al Fondo del
Tiempo” (Puerto de Escape, 2012) es una novela de ciencia ficción,
pero muy diferente de las tradicionales. En la clásica literatura de
ciencia-ficción, se combinan la rigurosidad y exactitud de la
ciencia, con la libertad de la creación artística.
En esta novela de Víctor Vargas Aguilera, en cambio, la rigurosidad científica queda relegada a un segundo plano. Importa más al autor mover a los personajes con agilidad histriónica, paseándolos por distintos tiempos, épocas y acontecimientos históricos en cuya descripción hace gala tanto de su gran conocimiento de la historia universal, como de la geografía...
En esta novela de Víctor Vargas Aguilera, en cambio, la rigurosidad científica queda relegada a un segundo plano. Importa más al autor mover a los personajes con agilidad histriónica, paseándolos por distintos tiempos, épocas y acontecimientos históricos en cuya descripción hace gala tanto de su gran conocimiento de la historia universal, como de la geografía...
Los objetos voladores y portales
dimensionales, así como mundos, situaciones y personajes totalmente
extraños a nuestra vida terrestre, se nos presentan en esta novela
como si pertenecieran a nuestro quehacer cotidiano.
Los protagonistas, tres jóvenes Mayas
y un delincuente juvenil porteño, quienes deben cumplir con la
misión de rescatar siete gemas sagradas para salvar al mundo,
parecen más asombrados por la forma en que se encuentran vestidos,
de acuerdo a las diferentes épocas a las cuales pertenecen, que al
hecho de viajar hacia el futuro, pasado y/o presente, cruzando
portales dimensionales a pie o dentro de un ovni.
La novela está contada en tercera
persona, por un narrador omnisciente que en muchas oportunidades
interrumpe los diálogos, para señalar ciertas acciones como lo
haría el director de una obra de teatro.
Los diálogos son tan abundantes como
los personajes y éstos están rotundamente caracterizados, no sólo
por sus atuendos, sino sobre todo, por el lenguaje:
-Oye, weón. ¿Qué estabay mirando que
te asustaste tanto y te volviste alto y cabeza de pichí? – Le
preguntó el Chelo a Camuel.
-Nada. Vuelve a tu camilla, aún estás
convaleciente.
-¡No pasa na’! ¡Estoy con todo el
power!
-Te he dicho que te acuestes…
-¡Weón! ¡¿Qué chucha?! ¿Por qué
esos lonyis están aquí? – Le comentó mientras miraba por el
vidrio.
-Viajamos a través del tiempo y del
espacio…
-¿Y eso qué significa?
-Que este es el año 2010. Hoy es 27 de
febrero y nos encontramos en la Isla de Friendship, en el
archipiélago e Chonos.
-¡Chaa! ¡La volaíta! ¡Bajemos a
saludarlos, poh!
Estos ejemplos grafican claramente,
cómo el autor sabe darles identidad a sus personajes; y también
agilidad y picardía, por cierto.
La temática de este Viaje Al Fondo Del
Tiempo, no escapa como se ve, a la predilección de los escritores de
este tipo de narrativa, quienes se inclinan sobre todo, por los temas
relacionados con la destrucción del mundo y su salvación.
Lo extraordinario de esta novela,
reside en los treinta y dos capítulos destinados a desmitificar en
tono humorístico, toda la grandilocuencia con que se ha escrito
acerca de temas como la ufología y la existencia de vida en otros
mundos.
Los títulos de gran parte de sus
capítulos, dan cuenta del humor fresco y gran ironía con que se
luce el autor desde principio hasta el final del texto. Como
muestras citaré algunos memorables: Ramón, un chico cool, y Rocky,
un perro weón. (Capítulo 4). Más vale dragón atragantado, que
cien dragones quemándote el culo.(Capítulo 9). Mándate otra
cagadita pa’creerte, po. (Cap.14). Las cosas que se aprenden cuando
se comen cabritas.(Cap.22). La lista de títulos es larga. También
los nombres de los innumerables personajes entre los cuales sólo
citaré algunos: los hermanos Atalayuskempenteraja y
atalayuskempentenpoto. Huichilopostl y Cachilopostl, más conocidos,
como Cachilo y Huichilo.
Sin dudas, Víctor Vargas se divierte
escribiendo. Mezcla épocas, culturas, modismos…; inserta frases en
la típica media lengua de los extranjeros que llamamos “gringos”,
burlándose de ellos, pareciera, en una heroica cruzada personal,
para vengar a nuestra América morena por el desprecio con que se nos
trata, tanto al Norte del Continente, como en Europa.
Pero no sólo simple diversión nos
regala el intrincado mundo de aventuras de Víctor Vargas Aguilera.
También podemos disfrutar de interesantes observaciones
sociológicas, como la del capítulo siete, en el cual se hace
referencia al lenguaje del chileno común. “Los chilenos hablan en
primera persona cuando quieren hablar en tercera”: “vo soy el
pollo po”-dice Chelo González, en lugar de decir “tú eres el
pollo”, como sería lo correcto.
El desarrollo de la novela que nos
convoca, es para reír a carcajadas, pero también instruye
paseándonos por diversos acontecimientos históricos, épocas y
culturas, como en el capítulo seis, en el cual nos lleva por el río
Tigris, Israel, el río Nilo, las pirámides, Cártago, las Columnas
de Heracles, que según nos informa, hoy son conocidas como Estrecho
de Gibraltar. Este capítulo se desarrolla en el año 10.400 A/C., y
en gran parte, transcurre en la Atlántida, continente hundido ese
mismo año, como bien nos recuerda el autor.
En los últimos capítulos, la historia
da un gran vuelco, sumergiendo al lector en el mayor enigma del
Universo: Dios.
Aquí el autor se aventura en una
tremenda hipótesis: ¿Y si Dios no fuera más que energía? Es la
pregunta que resume el capítulo 32: “Asesinando a Dios”.
Después de esta tremenda teoría, la
narración del desenlace de esta historia, que no es el final, parece
un mero trámite indispensable para terminar el primer libro de su
trilogía “Cosmicrónicas”.
¿Porque, cuánta relevancia podría
tener que se acabara el mundo, o no, si tanto Dios como la humanidad,
no fuera más que energía? ¿Qué más daría todo, si nos
redujéramos a ser hologramas de nosotros mismos, dando vueltas y
vueltas en la rueda del Cosmos-tiempo?
El talento de Víctor Vargas Aguilera
empuja al lector a una loca carrera, en la cual correrá lleno de
risa desde el primer capítulo, pero antes de llegar a la última
página lo obligará a frenar tan de prisa, que puede quedar con la
sensación de haberse quebrado los dientes.
He aquí una novela chilena de ciencia
ficción y humor que rompe estructuras y deja abierto el portal de la
vanguardia.
Felicitaciones, Víctor Vargas
Aguilera, te has ganado un lugar en la historia de la literatura
chilena, con ésta, tu primera novela. Y no es poco decir, en un país
de grandes escritores, como muy bien sabe el lector informado.
Graciela Osses Barraza
Presidenta Agrupación Literaria
“Alejandro Galaz” de Casablanca, V
Región, Chile.
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